El nuevo pacto sobre el TTIP con el PP europeo divide a los socialistas

El nuevo pacto sobre el TTIP con el PP europeo divide a los socialistas

Por Alejandro López de Miguel, 3-7-15

El PSOE votó en bloque a favor del acuerdo con los conservadores, pero 34 socialistas de distintos países rechazaron esta alianza, denunciando que el lenguaje de la nueva enmienda no es claro, y que deja la puerta abierta a implantar un mecanismo como el que persiguen las corporaciones

El nuevo pacto sobre el TTIP con el PP europeo divide a los socialistas. El PSOE votó en bloque a favor del acuerdo con los conservadores, pero 34 socialistas de distintos países rechazaron esta alianza, denunciando que el lenguaje de la nueva enmienda no es claro, y que deja la puerta abierta a implantar un mecanismo como el que persiguen las corporaciones

Abrir tres veces la caja de los truenos en poco más de un mes es todo un récord. El partido de los Socialistas y Demócratas europeos ha demostrado la división existente entre sus filas en lo que respecta al TTIP hasta en tres ocasiones desde finales de mayo, y todas estaban relacionadas con el mecanismo de blindaje a las multinacionales (ISDS) que las corporaciones buscan incorporar al polémico tratado de libre comercio que negocian Bruselas y Washington.

La última evidencia de esta división llegó durante la votación de este miércoles, en la sede del Europarlamento de Bruselas, cuando 56 de los más de 190 eurodiputados socialistas votaron a favor de la enmienda de compromiso que les une al PP europeo y a los liberales de ALDE, frente a los 34 parlamentarios que rechazaron firmar este pacto.

Eurodiputados españoles, ingleses, belgas e italianos reconocen a Público la división existente hoy en su grupo, aunque sólo los primeros le restan importancia. Mientras todos los miembros del PSOE votaban al unísono a favor de este pacto, todos los parlamentarios británicos, los franceses, los belgas, varios italianos e incluso algunos alemanes mostraban su rechazo a una enmienda que no les parece nada clara. Y esta división previsiblemente volverá a materializarse entre el martes y el miércoles de la próxima semana, cuando se votará el informe con la posición del Parlamento sobre el TTIP en Estrasburgo.

Los ’díscolos’ desconfían de los propósitos de los conservadores, o de la posibilidad de que EEUU acepte dejar a un lado el ISDS ─ya ha dicho que no lo hará─, pero recelan además de la redacción de un texto que consideran ambiguo, ya que no aclara si los tribunales con los que quiere sustituir a los paneles arbitrales serán públicos o privados. Dicho de otro modo, creen que deja abierta la puerta a crear una nueva versión del mecanismo ISDS, similar al que persigue la comisaria europea del Interior, Cecilia Malmström.

Desde la delegación belga defienden que el texto da carta blanca a la Comisión para seguir la línea que defiende Malmström, y aseguran que la enmienda no servirá para recuperar la confianza de los ciudadanos europeos, que ya han expresado su rechazo al ISDS o sus recelos sobre el TTIP recogiendo 2,3 millones de firmas para exigir el cese de las negociaciones, a una semana de que arranque la décima ronda de encuentros entre las partes.

Consideran que esto podría acabar tumbando el polémico tratado ─algo que la inmensa mayoría de los socialistas no desea─ como sí lo hacen grupos como la Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL) o Los Verdes / ALE, que ven el TTIP como un arma de las multinacionales para restar soberanía a los estados europeos y después entregársela a las corporaciones. Y ellos sí están más o menos sincronizados.

"Antes de la votación de este miércoles los socialistas estaban unidos y el PP separado, y ahora es al revés", critica una eurodiputada socialista que prefiere no desvelar su nombre, y que tampoco encuentra sentido a los argumentos del presidente de la Eurocámara, el también socialista Martin Schulz, a la hora de pedir el voto a favor del pacto con los conservadores.

Schulz mezcla el blindaje del TTIP con el del CETA

Razonamientos marcianos. Así consideran algunos diputados socialistas los argumentos con los que Schulz pidió el voto por el ’sí’ este miércoles, implicándose personalmente y afirmando que establecer un nuevo tipo de mecanismo de protección de inversiones en el TTIP serviría para mejorar el que ya está incluido en el tratado de libre comercio entre la UE y Canadá (CETA). Este acuerdo está en una fase mucho más avanzada que el TTIP, por lo que los socialistas críticos sostienen que no sería posible aplicarle estos hipotéticos cambios.

Pero además las citadas fuentes atribuyen otro mensaje a Schulz: que el presidente del PE y el líder del grupo socialdemócrata, Gianni Pittella, votarán contra el acuerdo CETA porque incluye un mecanismo ISDS como el que hoy rechazan. Algunos creen que Schulz se habría pegado un tiro en el pie al mezclar ambos tratados, y prometen recordar las palabras del presidente de la cámara hasta el día en que finalmente se vote el acuerdo con Canadá.

Las posiciones enfrentadas en el grupo socialista quedaron patentes tras la votación del informe en la Comisión de Comercio Internacional (INTA) a finales de mayo, y volvieron a salir a la luz cuando Schulz decidió retrasar la votación sobre el texto que marca las directrices de la cámara a la Comisión, el pasado 10 de enero.

Si todo sale según lo previsto y no hay más sorpresas, la votación del próximo 8 de marzo podría ser bastante ajustada. La aprobación del informe supondría una victoria para conservadores, liberales y muchos de los socialistas, pero su rechazo dejaría en evidencia a los principales defensores del polémico acuerdo transatlántico, cada vez más criticado por organizaciones, movimientos sociales y partidos políticos, que ven en el TTIP la nueva ofensiva del neoliberalismo para blindar aún más el poder de las empresas.

Fuente: No al TTIP